Acerca de la escucha
El oído es un sentido enigmático, que nos permite una percepción y comprensión del mundo más allá de los otros sentidos.
A través del oído visualizamos paisajes, podemos llegar a sentir frío o calor, tristeza, melancolía, alegría o euforia; vibramos a través de las frecuencias más graves que no somos capaces de escuchar, pero sí de sentir. El ojo señala hacia afuera; el oído se pliega hacia el interior.
Entiendo la escucha como un acto sensorial, como una maraña de conexiones, de transferencias, interacciones, sensaciones...
Para mí la escucha activa, la escucha profunda es un acto revolucionario; es el principio de otras vidas posibles, más creativas y en sintonía con nuestro yo más profundo.
Mis 2 proyectos actuales giran en torno a la escucha: A pie de cama, proyecto que comparto con Santiago Latorre, una colección de canciones para cantar al oído en cualquier lugar en el que haya una cama, potenciando una escucha profunda, con los ojos cerrados; y contraespacios, que construye espacios donde esta escucha profunda se convierte en forma de resistencia, en estrategia de oposición a los lugares comunes que nos rodean.
El oído es un sentido enigmático, que nos permite una percepción y comprensión del mundo más allá de los otros sentidos.
A través del oído visualizamos paisajes, podemos llegar a sentir frío o calor, tristeza, melancolía, alegría o euforia; vibramos a través de las frecuencias más graves que no somos capaces de escuchar, pero sí de sentir. El ojo señala hacia afuera; el oído se pliega hacia el interior.
Entiendo la escucha como un acto sensorial, como una maraña de conexiones, de transferencias, interacciones, sensaciones...
Para mí la escucha activa, la escucha profunda es un acto revolucionario; es el principio de otras vidas posibles, más creativas y en sintonía con nuestro yo más profundo.
Mis 2 proyectos actuales giran en torno a la escucha: A pie de cama, proyecto que comparto con Santiago Latorre, una colección de canciones para cantar al oído en cualquier lugar en el que haya una cama, potenciando una escucha profunda, con los ojos cerrados; y contraespacios, que construye espacios donde esta escucha profunda se convierte en forma de resistencia, en estrategia de oposición a los lugares comunes que nos rodean.