Te acuestas. Cierras los ojos. Alguien se acerca y te canta al oído una canción que te arrastra al precipicio.
Es tan dulce la voz que confías, te abandonas, te atreves. Avanzas y te dejas caer.
Son tan certeras las palabras, que vuelves al dolor y al amor.
Dos estrofas más y estás en el centro del vacío que se ha quedado incrustado desde aquel día que se acabó todo. Empiezas a caer en picado en la soledad y en la tristeza y cuando estás a punto de estrellarte contra el suelo, empieza otra canción.
Como si fueran los ángeles vestidos de negro de Wim Wenders en El Cielo sobre Berlín, así son las voces de Nieves y Santiago.
Suavemente te levantan y durante unos minutos sobrevuelas los paisajes de tu propia historia de amor.
Después de vivir esta experiencia, una se siente más cerca de todo lo que nos ata a la vida.
Amanda Pola
A pie de cama son Santiago Latorre y Nieves Arilla
Es tan dulce la voz que confías, te abandonas, te atreves. Avanzas y te dejas caer.
Son tan certeras las palabras, que vuelves al dolor y al amor.
Dos estrofas más y estás en el centro del vacío que se ha quedado incrustado desde aquel día que se acabó todo. Empiezas a caer en picado en la soledad y en la tristeza y cuando estás a punto de estrellarte contra el suelo, empieza otra canción.
Como si fueran los ángeles vestidos de negro de Wim Wenders en El Cielo sobre Berlín, así son las voces de Nieves y Santiago.
Suavemente te levantan y durante unos minutos sobrevuelas los paisajes de tu propia historia de amor.
Después de vivir esta experiencia, una se siente más cerca de todo lo que nos ata a la vida.
Amanda Pola
A pie de cama son Santiago Latorre y Nieves Arilla